📅 08/2025
En mi día a día y seguramente en el dia a dia de tantas personas, las herramientas de inteligencia artificial se han convertido en un apoyo valioso.
A mí, concretamente, me ayudan a desarrollar ideas, a organizarme, a aprender más rápido y a explorar nuevos enfoques y perspectivas. Pero para mí, su verdadero valor no está en que hagan el trabajo por mí, sino en que potencian lo que ya soy capaz de hacer.
No quiero depender completamente de la IA. Aunque pueda resolver cosas en segundos, sigo prefiriendo entender los procesos, equivocarme y aprender a mi ritmo. Por muy lento o “imperfecto” que sea mi avance, lo importante es que sigo ejercitando y practicando mis capacidades. No quiero que mis habilidades se oxiden por dejar que las máquinas piensen siempre por mí.
Practicar, resolver y buscar por mi cuenta me da algo que la IA nunca podrá darme: la satisfacción de haberlo logrado con mi propio esfuerzo. Y aunque a veces sea difícil, no me importa. La dificultad es parte del camino y también lo que le da sentido.
Para mí, la IA es una compañera de viaje, no el destino. Me impulsa, pero no me reemplaza. Y mientras pueda seguir aprendiendo por mí misma, siempre seguiré avanzando, por muy complicado que sea.